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jueves, 11 de noviembre de 2010

relato

NUEVA!   Hace dos años me separé de mi mujer, una morena muy guapa. Los motivos fueron varios, entre otros, que se acostaba con su jefe de trabajo (eso la ayudó a conseguir un puesto importante).
 Hace un tiempo volvimos a acercarnos; nos habíamos separado en "buenos términos" (si eso es posible) y, además, tenemos dos hijos. Bueno, nos fuimos a la cama y en tren de confesiones me dice que sigue acostándose con su jefe de vez en cuando, y que además ligó con un compañero de trabajo, más joven.
 Me propone volver (todavía no sé si lo haré), aunque esas relaciones no terminaron. La verdad es que está hecha una completa zorra: le entregó el culo a su jefe (estaba sin estrenar) y se habituó a tragar después de las mamadas, cosa que antes ni pensar... La verdad que estos tipos la han hecho crecer, qué joder... Parece que terminaré siendo un cornudo consciente. 

NUEVA!   Agosto de 1996. Una ciudad del sur de España. Por aquel entonces yo tenía alquilada una vivienda a un argentino. Nunca había tenido problemas con él. Parecía un hombre serio y educado. Me pagaba puntualmente cada mes, sin demora. 40 años de edad, con muy buen físico.
 Una tarde pasé caminando por debajo del piso y me fijé que había colocado una antena parabólica en el balcón. Aquello no me gustó nada, no me había pedido permiso para colocar la antena. Además, en una reunión de la comunidad de vecinos, los propietarios habíamos acordado por mayoría prohibir la colocación de antenas parabólicas en los balcones. Para colmo, la que había instalado este tío no era de un tamaño normal. Era tan grande que parecía de esas que utiliza la NASA para recibir las señales de las naves espaciales.
 Procedí a llamarle por teléfono para comentarle el asunto, pero no me lo cogía. Tras varios intentos (al menos 8 o 10 llamadas) seguía sin responderme. Hablé con mi mujer del tema y ella le restaba importancia. Me decía que el argentino pagaba puntualmente cada mes, que era un hombre honrado y que no había motivos para crear un problema por una simple antena parabólica. Pero yo estaba muy cabreado.

 Seguía sin responder al teléfono y no me devolvía las llamadas, así que decidí ir al piso a hablar con él personalmente. Nunca olvidaré ese día. Hacía un calor insoportable. Llamé al timbre pero no me abría la puerta, sin embargo, la televisión estaba encendida porque yo la escuchaba perfectamente, y me empecé a cabrear. Entonces decidí entrar al piso, ya que yo, siendo el propietario, tenía llave. Sabía que no estaba haciendo lo correcto, pero todo apuntaba a que este hombre me estaba tomando el pelo y eso no podía tolerarlo, así que entré.
 En el salón, estaba la televisión encendida, con el Canal Sur sintonizado (me coloca el hijoputa una antena parabólica enorme y se pone a ver el Canal Sur, pensé), pero no había nadie allí. Me quedé quieto unos instantes y escuché unos sonidos procedentes del dormitorio, como unos golpes. Por mi mente pasaron varias cosas, una de ellas, que al hombre le había pasado algo (una caída, víctima de un atraco o similar) y al no poder levantarse del suelo, estaba dando golpes para llamar la atención.
 Me dirigí al dormitorio, nervioso y algo asustado. Entonces, escuché unos gemidos. La puerta estaba abierta, y lo que vi allí me dejó petrificado: el tío se estaba follando a mi mujer como un bestia. En una silla junto a la cama estaba su mujer, totalmente desnuda, con unas grandisimas tetas, masturbándose viendo a su marido follando con mi mujer. Los golpes que yo había escuchado, eran los golpes del cabecero de la cama pegando contra la pared debido a las embestidas del tío.

 No me podía creer lo que estaba viendo. Di un par de pasos más y entré en la habitación. La mujer del argentino me vio, gritó y entonces el argentino y mi mujer se quedaron paralizados. No dije absolutamente nada y acto seguido me largué de allí.
 Llegué a casa y me preparé una tila mientras seguía en estado de shock. No podía creer lo que acababa de ver. Esperaba una llamada de mi mujer, disculpándose o dándome algún tipo de explicación, cosa que no sucedió. Pasaron las horas y ni mi mujer regresaba a casa ni me llamaba. Yo no estaba furioso con ella, no estaba enfadado, pero necesitaba que me diera alguna explicación, que me contara de qué iba todo aquello.

 Sobre las 10 de la noche, regresó. Estaba triste y a la vez asustada, temiendo que yo la abandonara o pidiera el divorcio. La tranquilicé. Le dije que la quería, pero que favor me explicara todo lo que me tuviese que explicar.
 Entonces, comenzó a explicarme. Llevaba tres meses follando con el argentino y con su mujer, y que le hubiese gustado decírmelo antes pero no lo hizo por temor a mi reacción. Me dijo que nunca antes había disfrutado tanto del sexo, que hacía tríos con ellos y que incluso en alguna ocasión habían añadido a más personas a sus relaciones. Habían acudido juntos a locales de intercambios de parejas e incluso habían hecho orgías en el piso. Yo me excité como un burro. Seguía en estado de shock, pero tenía la polla a reventar. Descubrir que mi mujer era una mujer tan caliente y viciosa me excitó muchísimo.
 Le dije que podía seguir adelante con sus relaciones, y me invitaron a mí a participar. Descubrí un mundo nuevo de placer. Me follé a la tetona mujer del argentino mientras este se follaba a mi mujer, organizamos orgías en casa con otras personas, etc. Pero a mí, lo que más me excitaba, era ver a mi mujer follando con otros hombres y mujeres. Así que generalmente, lo que hacía era quedarme sentado masturbándome. Disfrutaba más viendo a mi mujer follar que participando yo. En una ocasión estabamos todos tan cachondos que mi mujer y la mujer del argentino me pusieron la polla de este en la boca para que yo se la mamara, cosa que hice. Me dio mucho morbo hacerle una mamada, y se corrió encima de las tetas de ellas mientras yo lo pajeaba.
 Aquello duró 5 años más, hasta que el argentino regresó a su país. Actualmente, mi mujer tiene un amante, con el que lleva una vida paralela a nuestra relación. Ella me lo cuenta todo con todo lujo de detalles. Es la única condición que le he puesto. Es libre de follar con otros hombres, pero me lo tiene que contar. Y somos una pareja muy feliz, nos amamos más que nunca, y yo luzco mis cuernos con orgullo y con alegría.
 Un saludo a todos los amigos de MorboCornudos y, de verdad, dejad que vuestras mujeres follen con otras personas, porque no hay cosa mejor en esta vida que ver a tu mujer feliz siendo una golfa.

















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